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Mostrando postagens de julho, 2013

Bolsa de trabajo

Uno de esos batos que se avientan en vidrios de chela. Tiene la espalda hinchada y con sangre en los costados. Me gusta; además de que va medio desnudo por doquier, es la subversión personificada. Y de una delgadez despampanante, como si desde siempre hubiera pasado hambre. Es de esos entes que las señoras evitan ver a toda costa. El sonido del golpe de su cuerpo contra los cristales en el piso obliga a los sensibles a cerrar los ojos. La verdad desde que me subí me dieron ganas de besarle las heridas y decirle que mejor rapeara o algo por el estilo. Quizá incluso le darían más dinero si sólo lo pidiera.  Es muy interesante.  Su forma de odiar a la raza humana y autocompadecerse se ha convertido también en su fuente de ingresos.

Exquisiteces culinarias

Últimamente he desayunado cosas harto sofisticadas. El desayuno del campeón, por ejemplo, se toma por la tarde y debe acompañarse inexorablemente con alcohol. Para el ejecutivo uno ha de estar parado y sostener su plato. Su principal constituyente es la tortilla y es preciso que chorree en grasa. El de refugiado en ataque zombie consiste en una lata de lo que sea, pero son más divertidas las de vegetales. Imagino una velada romántica lata de chícharos en mano. Recuerde no meter la lengua al envase porque se puede cortar la lengua... Yo sé que todo esto a ustedes les importa un comino, pero con una pizca de pimienta y un poco de aceite de oliva sabría mucho mejor. 

Visiones por la ventana

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9.30am. Una mujer de veintitantos y una carriola. Para y camina al frente para ver a sus dos pequeños hijos. Sonríen. Regresa a empujar la carriola sonriente. Me nota y sostiene la mirada muy seriamente, como si de una amenaza se tratase. 11pm. Tres batos en una moto. Una patrulla. Se detienen. Les piden los papeles. Hablan. Los dejan ir. Me piden mi número. 11.30pm. Un hombre gordo con chamarra larga merodea en la esquina de en frente. Parece que diera vueltas en círculos en torno a la moto del vecino. Fuma. Fuma con ansias. Pasa una señora con su hijo. Un coche... no mucho más. Al poco rato enciende la moto y se va. Después se asoman los vecinos de en frente. Muy tarde, al parecer.

La pura zanahoria qué.

Hoy la gente me mira mucho, y cuando eso pasa, siento que todos ellos forman parte de una red compleja de culeros que planean, cuando menos, burlarse de mí. Si bien eso podría develar algún padecimiento mental de mi parte, obviamente ese no es el punto. Inmersa en la paranoia habitual, creí esar frente a la hermana de un hombre con el que salí fugazmente. Primero vi a la chica que la acompañaba, pero no era tan guapa como la presunta hermana, así que no me distrajo mucho. Me tranquilicé formulando la siguiente pregunta: "no mames, ¿qué carajo haría una Persona de su Envergadura viajando en el Apestoso metro del DF? La supuesta me volteó a ver y empezó a contarle algo a su amiga. Yo no me molesté en quitarme los audífonos sino en hacerme la digna. En poner cara de sí y qué. Qué más se puede hacer en todos esos casos. Terminó la canción y alcancé a oír una frase incitante como "¡qué tal!" o algo por el estilo.  Qué tal... Mi estómago ardía así que compré una b