Bolsa de trabajo

Uno de esos batos que se avientan en vidrios de chela. Tiene la espalda hinchada y con sangre en los costados. Me gusta; además de que va medio desnudo por doquier, es la subversión personificada. Y de una delgadez despampanante, como si desde siempre hubiera pasado hambre.

Es de esos entes que las señoras evitan ver a toda costa. El sonido del golpe de su cuerpo contra los cristales en el piso obliga a los sensibles a cerrar los ojos. La verdad desde que me subí me dieron ganas de besarle las heridas y decirle que mejor rapeara o algo por el estilo. Quizá incluso le darían más dinero si sólo lo pidiera. 
Es muy interesante. Su forma de odiar a la raza humana y autocompadecerse se ha convertido también en su fuente de ingresos.

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