La pura zanahoria qué.

Hoy la gente me mira mucho, y cuando eso pasa, siento que todos ellos forman parte de una red compleja de culeros que planean, cuando menos, burlarse de mí. Si bien eso podría develar algún padecimiento mental de mi parte, obviamente ese no es el punto.

Inmersa en la paranoia habitual, creí esar frente a la hermana de un hombre con el que salí fugazmente. Primero vi a la chica que la acompañaba, pero no era tan guapa como la presunta hermana, así que no me distrajo mucho. Me tranquilicé formulando la siguiente pregunta: "no mames, ¿qué carajo haría una Persona de su Envergadura viajando en el Apestoso metro del DF?

La supuesta me volteó a ver y empezó a contarle algo a su amiga. Yo no me molesté en quitarme los audífonos sino en hacerme la digna. En poner cara de sí y qué. Qué más se puede hacer en todos esos casos. Terminó la canción y alcancé a oír una frase incitante como "¡qué tal!" o algo por el estilo. 

Qué tal... Mi estómago ardía así que compré una bolsa de zanahorias al salir, pero la anciana se empecinó en ponerle dieciséis litros de chile pese a que le dije que no podía estar más perfecto que como estaba. Dijo: "la pura zanahoria qué, el chiste es que sepa sabroso". No le iba a llevar la contraria a una anciana.

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