Ojalá se pudran en el más frío de los infiernos Y las lágrimas causadas a todas las mujeres Los hunda hasta ahogarlos en sus miserias espirituales. O bien, que desaparezcan del infinito con un suspiro, como quien acaba de salir de un problemononón. O bien, que todos se parezcan a los hombres que conozco. Aunque sea. Pero no me da la gana de que sigan siendo quienes son, así tal cual. Y sé que eso a últimas a todos nos vale madres, pero tal vez si lo digo, me calmo y ya. La puercoseñal se escucha a lo lejos. Sí, ya me calmé. Ahora vamos a planear su ejecución. No puede ser posible, no puede ser comprensible, que sus estúpidos mensajes me despierten y lo primero que vea por la ventana a semejantes horas de la noche sea a un bastardo gritándole a una morra con una carriola y un bebé en brazos. Me vio y se calló la pendejada. Farol callejero. De esos que te joden a la hora de do...