Hueva
Ojalá se pudran en el más frío de los infiernos
Y las lágrimas causadas a todas las mujeres
Los hunda hasta ahogarlos en sus miserias espirituales.
O bien,
que desaparezcan del infinito
con un suspiro, como quien acaba de salir de un problemononón.
O bien,
que todos se parezcan a los hombres que conozco. Aunque sea.
Pero no me da la gana de que sigan siendo quienes son, así tal cual.
Y sé que eso a últimas a todos nos vale madres, pero
tal vez si lo digo, me calmo y ya.
La puercoseñal se escucha a lo lejos.
Sí, ya me calmé.
Ahora vamos a planear su ejecución.
No puede ser posible, no puede ser comprensible,
que sus estúpidos mensajes me despierten
y lo primero que vea por la ventana
a semejantes horas de la noche
sea a un bastardo gritándole a una morra
con una carriola y un bebé en brazos.
Me vio y se calló la pendejada. Farol callejero. De esos que te joden a la hora de dormir. Pero en fin. En este mundo no cabemos los 200,000,000,000.
Nos vamos a quedar sin maestros.
Soy muy dramática, ya no los voy a tomar tan en serio porque me cae que se pasan de riatatatata como los reguetoneros.
Cómo me encanta usar la tercera del plural, como reintegrándome a la manada. Cereso.
No me hagan enojar en fase rem, no mamen.
Acabo de ver morir a una mosca.
Obvio yo no la maté, no soy ningún salvaje.
Cuando me dan ganas de matarlos
mejor me autodestruyo.
Mucho ayuda el que no estorba.
Dejen de tener hijos a lo imbécil.
Es cierto que la gente se ofende cuando dices la verdad. No están acostumbrados. Con la gente me refiero a esa gente que no más nada de nada.
¿Por qué existirán?