Turisteando

- ¿Por qué no me devuelves nunca mis libros de Fernando?-, dice el mensaje. - No es con afán, en realidad, solo es que hoy vi a un tipo que vendía esa misma edición y me acordé que tenía que hacerla de pedo.
- Ser consciente é talvez um esquecimento. Talvez pensar um sonho seja, ou um sono. Talvez dormir seja, um momento, Voltar o spirto nosso a ser seu dono.
Quem me diz que o rochedo bruto e quedo, Não é o verdadeiro consciente
O êxtase perene de uma mente
Que deixa o corpo hirto ser rochedo?
Só a morte o diz... mas quem me diz que o diz?-, dice Pessoa.

Estoy en una callecita de algún barrio esperando. Es alrededor de la una de la tarde.
- ¿Cómo café a estas horas?-, reprueba el Negro.
Veo hacia la boca de la calle. Hay dos tipos ahí. Uno gordo y alto, el otro moreno y encorvado. Hablan y señalan para acá. Un trago al café. El alto se va. El encorvado camina hacia acá medio rápido. Creo que está enojado. Se escucha el viento. Veo de reojo hacia la derecha, que es donde está. Otro trago a mi café. Se esconde entre los coches. De pronto sale atrás de la camioneta roja. Se sienta a lado de mí y su brazo izquierdo rodea mi cuello, mientras su mano derecha empuña un cuchillo.
Yo tengo a bien preguntarle 
- ¿Qué te pasa?
Me levanto y me pongo frente a él y vuelvo a decirle
- ¿Qué te pasa?-, ese wey se me acerca y va como a abrazarme con el cuchillo entre nuestros cuerpos. Le aviento el café en toda la jeta. No quedó ni una gota en el piso. Noto como se le va pegando la playera al cuerpo. Se aparta. Yo me quedo ahí como diciendo - ¿estás bien?-, pero no. Busca consumar el acto jalando de los audífonos que cuelgan del pantalón que traigo puesto. No consigue sacar el celular. Corre. Yo corro para el otro lado como tres pasos y luego regreso.
No se llevó mi bolsa, que todo el tiempo estuvo ahí con billetes relucientes. Malditas drogas.

- ¿Cuánto nos queda?-, pregunta un punk exconvicto la mañana después de la peda.
- 20 pesos-, respondí.
- Quédatelos tú, yo no los necesito
- Yo tampoco
Partimos el billete a la mitad y nos largamos. Nunca nos volvimos a ver pero hablamos de bonsáis por Facebook. Su novia me odia, como es natural.

¿Y ahora cómo salgo de aquí y con qué rumbo? Me gustaría fingir que soy atleta y salir corriendo por la puerta pero no traigo la ropa adecuada. 




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