La pantalla en blanco se me queda viendo, como si esperara algo más de mí. Me burlo echándole el humo en la cara, pero es demasiado tarde, ya la virtualidad me consume. En parte porque quiero, en parte porque al final ella decide. El seis por ciento de los humanos que han habitado la Tierra están vivos.
Hueva
Ojalá se pudran en el más frío de los infiernos Y las lágrimas causadas a todas las mujeres Los hunda hasta ahogarlos en sus miserias espirituales. O bien, que desaparezcan del infinito con un suspiro, como quien acaba de salir de un problemononón. O bien, que todos se parezcan a los hombres que conozco. Aunque sea. Pero no me da la gana de que sigan siendo quienes son, así tal cual. Y sé que eso a últimas a todos nos vale madres, pero tal vez si lo digo, me calmo y ya. La puercoseñal se escucha a lo lejos. Sí, ya me calmé. Ahora vamos a planear su ejecución. No puede ser posible, no puede ser comprensible, que sus estúpidos mensajes me despierten y lo primero que vea por la ventana a semejantes horas de la noche sea a un bastardo gritándole a una morra con una carriola y un bebé en brazos. Me vio y se calló la pendejada. Farol callejero. De esos que te joden a la hora de do...
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